Casi seis millones de argentinos hemos elegido una forma especial de vida cristiana.
Para nuestra Argentina, inspirados en el llamado de Dios a vivir en su Reino, nuestro sueño es construir una Patria grande en la que habite un pueblo feliz.
Tradicionalmente, los cristianos -al igual que la mayoría de los argentinos- hemos estado alejados de la participación ciudadana. Uno de los efectos más devastadores de la dictadura 1976/83, fue inculcar en nuestras mentes el desprecio por la política, considerándola una actividad propia de ladrones y sinverguenzas.
Tras la primavera del '83, volvimos a caer en la decepción tras los sucesos de diciembre de 2001. Como sociedad le hicimos la cruz a la democracia y a la participación, dejándole -una vez más- el camino libre a los corruptos e ineptos que arruinaron el país.
Convocamos a todos los cristianos a comprometernos en la tarea de ganar la Argentina para Jesucristo.
Invitamos a provocar una profunda restauración de valores en nuestra nación: a creer otra vez en el trabajo, la decencia, el patriotismo, la solidaridad, el estudio, la tolerancia, la autoridad, la igualdad...
Instamos a construir -con esos valores- un gran proyecto nacional basado en la democracia, la justicia social, el desarrollo económico, la emancipación nacional, la integración latinoamericana y la identidad cultural.
Los cristianos tenemos que salir al mundo -sin dogmatismos ni prejuicios- convencidos en el poder de nuestra Fe en Jesucristo, el hijo de Dios vivo.
También en política, para el que cree, todo es posible.
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